Guadalix de la Sierra, tremendo pueblo, excelente, exitoso, dotado de un mil y un mágicos lugares, y así mismo de ciento y pico asquerosos podridos de pasta. Así es este pueblo, puedes ver a varias decenas de hembras y mega divas descender de sus vehículos, posando sus pies sobre un sagrado terreno, estiradas hasta el cénit, pensando que deben ser agasajadas por su culo o por su carro, cuando lo que realmente le apetece a uno, es tirar de sus estropajosos cabellos hasta tenderlas en el suelo para golpear sus gepetos.
Una villa grotescamente en mezcolanza de quinquis marroquíes, y de adinerados pijitos. Ciertamente, se trata de una localidad donde la riqueza hace acto de presencia, y los emblemáticos personajes se hacen sentir en jornadas de sol y calor. Los policías locales, se dedican a charlar por sus walkies a la entrada del pueblo, mientras en el centro de la población, los quinquis y gitanazos, se dedican a saltarse la ley,
Para estos moros y delincuentes, una bomba de racimo en sus estómagos sería la panacea más efectiva.
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