domingo, 16 de diciembre de 2012

Lozoya

Torné a visitar humedales del Lozoya,
calles solitarias y viento devastador,
pulas y troias,
y el paular a mis pies....

Un valle invertido del diablo,
con su carro destartalado,
a mitad del puerto,
y sus jovenzuelas devoradas por el tiempo

Sus amplias nalgotas y piernas,
son paladar y deleite de Satán,
serranas descomunales aguardan en sus chozas,
la llegada de inocentes pisa terrenos,
y sus bragotas caen ante tu mirada,
férreos pantalones semi transparentes de algodón,
para ver sus encajes destartalados,
y culos de altísima envergadura para tipos deseosos,

Ginetas hambrientas de rocío,
bailan al son de la sombra ermitaña,
el dios de cualquier tipo no es más que un agujero negro,
de una señora que se ofrezca a ser percutida en sus oscuras cloacas...

A mi, viajero incansable,
nada le agrada más que recordar a la solitaria señora de Robregordo,
hermosa rubia de 1,80 y bamboleantes nalgas, perdida en el bosque,
te invita a su casa, la dejas en pelotas, sus ligas parecen sujetar toda
esa grosera carne, que sólo verla a tus pies te hace vibrar,
un resquemor tan grato recorre tu espina dorsal,
del cerebro al rabo y viceversa,
una esclava sexual sin cortapisas......

No hay más Dios que una buena hembra rendida a tu glande...

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